El maridaje es una de las partes más importantes de la gastronomía. Sobre todo para los amantes del buen vino. Elegir un vino inadecuado para una comida podría arruinar algunos matices y sabores, así que con un producto tan exquisito como el jamón ibérico tampoco podemos descuidar este factor. Seguir leyendo
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Frases célebres y expresiones con «jamón»
El jamón es un producto alimenticio fuertemente arraigado en nuestra dieta y cultura gastronómica, prueba de ello son las numerosas expresiones, frases célebres y citas que incluyen esta palabra. A continuación presentamos una recopilación de algunos dichos y refranes en los que el jamón tiene un significado específico, aunque en todos los casos representa un alimento lujoso, de alta calidad y muy exquisito, connotaciones históricas que se mantienen a día de hoy.
- Agua, poca y jamón hasta la boca.
- Con dinero en bolsillo, buen jamón y cochinillo.
- De la mar, el salmón, y de la tierra, el jamón.
- El que nace para torta, del cielo le cae el jamón.
- Francés sin jamón ni vino, no vale un comino.
- Jamón cocido en vino hace al viejo niño.
- Jamón empezado, cada cual le tira un tajo.
- Jamón y chorizo, ahora es acertijo.
- Jamón y porrón hacen buena reunión.
- Jamón y vino añejo estiran el pellejo.
- No compres cosa vieja que no sea vino, jamón o teja.
- Tinto con jamón es buena inyección.
- Jamón empezado, pronto mediado; jamón mediado, pronto acabado.
- Yo me atraco de jamón y el envidioso sufre la indigestión.
- Lo que a las doce es mortadela, a las tres jamón serrano.
¿Qué tipo de vino combina mejor con el jamón?
El vino que mejor realza el jamón es un vino suave, que no enmascare el sabor del alimento y que también posea algo de acidez, la cual ayuda a eliminar la grasa del jamón de la boca sin afectar al gusto. El tipo de vino que mejor cumple con estos requisitos es el vino blanco, en contra de lo que la costumbre popular arrastra desde hace años.
La tanicidad del vino tinto, especialmente del añejo, aniquila el sabor del jamón debido a su agresividad, mientras que la menor presencia de taninos en el blanco disminuye la astrigencia que se potencia con la sal del jamón. Además, esta sal también juega a favor de los blancos, ya que al potenciar el gusto hace que estos vinos sean más largos, intensos y persistentes.
Precisamente por estas características, no sólo los vinos blancos serían una buena opción para combinar el jamón, sino que se pueden incluir también los vinos rosados, los jerez y espumosos (como el cava o el champagne), así como los tintos jóvenes, de mayor acidez y suavidad. Otro punto a favor de los espumosos son las burbujas, que ayudan a eliminar la grasa del jamón de la boca.
El tipo de jamón también puede determinar cuál es el mejor maridaje. Si es intenso y sabroso, mejor escoger un espumoso; mientras que si es más sutil y suave, el vino blanco será la mejor opción.
Vino y Jamón, la revolución de las dietas
Por fin ha llegado la primavera y con ella el calor, el vestuario ligero y las ganas de lucir una buena silueta.
Un año más, nos preguntamos cómo combinar la “operación bikini” con las frecuentes salidas y comidas fuera de casa. El especialista Rubén Bravo, naturópata experto en Nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) ha resuelto el dilema, elaborando una dieta basada en dos componentes estrella de la gastronomía mediterránea, : el vino tinto y el jamón ibérico.
Al contrario que en las dietas estrictas que prohiben bebidas alcohólicas y productos derivados del cerdo, esta dieta revolucionaria permite regular y moderadamente estos dos alimentos tan presentes en el modo de vida mediterráneo, en su aspecto social y gastronómico.
El secreto está en que, aliados, el jamón ibérico y el vino tinto aportan vitaminas, minerales y antioxidantes que favorecen la vitalidad diurna y el descanso nocturno, necesarios para combatir los cambios horarios y climatológicos de esta época. Presentan un potencial terapéutico mayor frente a dolencias cardiovasculares, por ejemplo.
Junto a otros alimentos (legumbres, frutas, verduras y productos del mar) y realizando una actividad física regular, permiten perder entre 4 y 6 kilos en cuatro semanas sin privarnos ricos manjares.
El jamón de bellota es la mejor opción entre los ibéricos, por ser un alimento bajo en grasas insaludables, con un 50% más de proteínas de alta biodisponibilidad que el resto de carnes frescas.
Desde Maguisa, os invitamos a seguir esta dieta buena para el paladar y buena para el corazón.