El jamón ibérico es quizás la pieza más conocida de nuestros cerdos ibéricos. Por su sabor, su textura y su aroma. Pero ¿qué le aporta todas estas particularidades? Entre otras cuestiones son las vetas de grasa las que hacen del jamón ibérico un auténtico manjar.
En MAGUISA como expertos en esta carne tan especial os detallamos cual es la procedencia de las mismas y porque es importante que el jamón ibérico las tenga.
Estas vetas de grasa son la mejor identificación para un jamón de raza. Son infiltraciones que se encuentran entre las fibras musculares y que aportan jugosidad a la pieza. La cantidad de vetas y su disposición permiten reconocer los jamones de pureza racial, de los cruzados. La veta es más genérica y repartida en estos últimos, mientras que los 100% ibéricos concentran la veta en el centro de la pieza y su veteado es menor.
Estas vetas surgen del alto grado de actividad al que se someten los cerdos en su tiempo de montanera. Cuando recorren decenas de kilómetros diarios para buscar su alimento.
Esta grasa intramuscular es la que concentra los ácidos oleicos que contiene la carne de cerdo ibérico y que excede del 40 %. Una cantidad que ayuda a nuestra dieta saludable, pues su composición permite una eficaz reducción del colesterol. Además, no puedes confundir este tipo de grasa con un alto contenido de calorías. El cerdo ibérico es un alimento bajo en calorías y con gran aporte vitamínico. Sin olvidar las proteínas propias de una carne fresca.
Si eres un amante del jamón ibérico no debes olvidar que el mejor lo encontrarás en Guijuelo de mano de MAGUISA.