El cerdo ibérico es uno de los grandes protagonistas dentro de la gastronomía mediterránea. Sin embargo, muy pocos saben a qué se debe que este animal sea tan especial. Desde Maguisa te queremos contar algunas de sus peculiaridades.
Un dato curioso es que pueden llegar a beber más de 50 litros de agua al día y comen una media de entre ocho y diez kilos entre bellotas, plantas aromáticas, hierbas u hongos.
¡Andan mucho! Una media de unos 14 kilómetros al día para encontrar todo el alimento que deben ingerir para engordar (un cerdo adulto llega a los 160 kilos). Eso sí, sólo si se trata de cerdos ibéricos, que son los que viven en la dehesa y pueden moverse a su antojo.
Su olfato es privilegiado, es por ello que son utilizados para encontrar deliciosos alimentos como, por ejemplo, las trufas.
Los cerdos ibéricos poco tienen que ver con el típico cerdito rosa que tan acostumbrados estamos a ver en dibujos o películas. Los ibéricos pueden ser negros o colorados y pueden tener pelo o ser lampiños.
¿De dónde procede el cerdo ibérico? De la mezcla surgida entre los cerdos que trajeron los fenicios a la península y los jabalíes que ya se encontraban aquí.