Llega diciembre, llega el invierno y con él llega también el tiempo de matanzas. Una tradición que aún se mantiene viva a pesar de los años.
A muchos de vosotros puede que incluso os llegue el olor en los pueblos a matanza, todas las casa (o la mayoría de ellas) destinaban estos primeros días de inviernos para prepara y hacer la matanza del cerdo (o cerdos) que les alimentaría luego durante meses. Aunque sea una tradición que se ha perdido mucho con el paso del tiempo, sobre todo por el gran cansancio físico que supone para estos días, todavía son muchas las familias que continúan realizando las matanzas año tras año.
¿Desde cuándo se remonta esta tradición?
Si echamos la vista atrás y buscamos entre nuestros orígenes, esta tradición y celebración se remonta desde la época de la Edad Media, del momento en que España vuelve a conquistar el terreno (que había sido antes español) sobre los musulmanes. Para demostrar que no había ningún nexo de unión con la religión musulmana se comenzó a sacrificar cerdos en las calles. Esta tradición fue evolucionando con el paso de los años y se ha convertido, para muchas familias, en una tradición que ayuda a crear alimento del cerdo para los meses futuros.