Una tradición milenaria, la matanza.
Si has tenido la suerte de tener o haberte criado en una familia de pueblo, seguramente hayas tenido la suerte de haber disfrutado de una tradición, como es la matanza del cerdo. En diciembre, comienza la época de matanza y aunque hoy en día ya no sea una tradición que se practique demasiado, aún quedan muchos hogares que lo hacen y que durante esos días el olor de su casa se convierte humo, frío y sabor.
Antiguamente, estas matanzas eran el sustento de alimento durante todo el año de muchas familias. Se llagaban a matar hasta 3 o 4 cerdos en muchos hogares, con el principal objetivo de guardar todo ese alimento durante el año y que nunca falta proteína para comer.
Para potenciar el engorde, cuando eran pequeños, a los cerdos se les preparaba unas patatas desechadas (patatas gorrineras) y con ello se hacía una masa que se mezclaba junto con harina de cebada. Cuando el cerdo iba creciendo, los alimentos iban siendo más variados; fruta, peladuras de frutas y también (si se podía) se le sacaba al campo para que así pudiera alimentarse de los frutos del bosque.
Con la llegada de los primeros días de frío y heladas se comenzaba con la matanza y se elegían los primeros días de diciembre, porque coincidían con días festivos y además podían unirse más familiares para hacer todos juntos la matanza.
Si hoy en día tienes la suerte de vivir esa experiencia, disfrútala, pues probablemente queden pocos años para disfrutar de ella.