Hace unos días se ha dado lugar la montanera, ese momento en el que el cerdo ibérico está en libertad en la dehesa alimentándose. Los productos que proceden de cerdos que se han alimentado de bellotas, son productos de máxima calidad porque tienen un proceso de crianza muy especial.
El hecho de que el animal se alimente de bellotas hace que tanto los jamones como el resto de productos que podemos extraer de él tenga un sabor inigualable. Además, los cerdos que se encuentran en libertad en la dehesa realizan mucho más ejercicio (porque se mueven más) y eso se traduce en una mejor calidad del jamón.
Cuando un cerdo ibérico se alimenta de bellotas no solo se traduce, como hemos mencionado anteriormente, en su sabor y en su textura si no también en las propiedades. Poseen propiedades nutricionales muy saludables. Este producto que procede de la encina, el roble y el alcornoque es un fruto seco que posee entorno a un 93% de grasa. Esta grasas posee en si misma más de un 80% de ácido oleico (que es uno de los componentes principales del aceite de oliva virgen extra) lo que hace que el nivel de colesterol del animal y por tanto en los productos que ofrece no sea muy alto.
Los cerdos ibéricos pueden llegar a consumir entre seis y diez kilos de bellotas al día.