Son muchas las características que diferencian un cerdo ibérico de un cerdo blanco. Por ello en MAGUISA queremos recordarte algunas de ellas.
La principal y que todos conocemos es el excelente sabor del cerdo ibérico. Además de su calidad y beneficio en cualquier dieta saludable.
Pero ¿cómo es la raza ibérica?
En cuanto a fisonomía, el cerdo ibérico, posee un esqueleto ligero y con patas muy largas y resistentes y su metabolismo produce menos músculo y más grasa que se infiltra en su tejido muscular. Estas que aportan proteínas y los ácidos oleicos de la bellota como ningún otro animal.
La raza ibérica esta agrupada por dos grandes variedades según su piel, negra o colorada.
La negra es la variedad más fina y de menor tamaño, pero con mayor acumulación de grasa. Su procedencia es Cáceres, Badajoz y Córdoba. Se dividen en:
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Lampiño, carne de gran calidad que tiene un tocino más espeso y mayor cantidad de grasa.
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Entrepelado, cerdos más estirados y con menos grasa, pero con mayor infiltración muscular.
La colorada tiene más variedad y capacidad de crecimiento. Con más músculo que la negra se divide en:
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Manchada o Jabugo, se cria en la sierra norte de Huelva. De color rubio con manchas negras o grises oscuras distribuidas de forma irregular.
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Retinta es la clase más extendida de todas las variedades ibéricas. Su color puede variar desde un canela claro a un rojo oscuro o tinto.
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Torbiscal, la más actual, nace en Toledo en los años 40 como resultado de experimentos de mezcolanza de razas. Tienen una coloración de piel variable desde más clara a más oscura.
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Rubia campiñesa una variedad de tipo semigraso con las cerdas muy sedosas. Tienen jamones bien desarrollados y musculosos. Está prácticamente desaparecida.
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