El jamón serrano es un alimento perteneciente al grupo de los embutidos, reconocido por su alto contenido en vitaminas del grupo B, como la vitamina B6 y la B1, que ayuda a superar el estrés y la depresión. Además, los alimentos ricos tanto en esta vitamina como en tiamina son muy recomendables en periodos de embarazo, lactancia y tras operaciones, ya que son periodos donde hay mayor desgaste de esta vitamina. El consumo de 100 gramos de jamón serrano aporta 0,57 miligramos de vitamina B1.
Por otro lado, esta carne también tiene una alta cantidad de sodio, cada 100 gramos de jamón serrano aportan 2.340 miligramos de este mineral, por lo que las personas hipertensas deben moderar su consumo. Sin embargo, una de las propiedades más remarcables de esta carne es su alto contenido en otros minerales como el fósforo, zinc o hierro. Asimismo, es rico en ácidos grasos insaturados, los cuales son buenos para cuidar el corazón y evitar cardiopatías u otras patologías relacionadas con el colesterol alto.
Como se ve, este alimento no es sólo reconocido por su gran sabor, su aroma inconfundible y su textura única, sino que presenta múltiples beneficios para el organismos. Cabe mencionar también es contiene un elevado número de proteínas e hidratos de carbono y, aunque contiene algo de grasas, éstas tienen a ser generalmente saludables porque el ácido graso principal que lo constituye es el ácido oleico. Sólo el aceite de oliva tiene mayor contenido de este ácido que el jamón serrano.
Gracias a todos estas características, el jamón serrano es un producto reconocido por prevenir la osteoporosis, luchar contra la arterosclerosis y el colesterol e incrementar el rendimiento del cerebro. Incluir en la dieta algunas porciones de este alimento es muy beneficioso en todos los sentidos. Sigue una dieta equilibrada y disfruta de la comida.