Todos conocemos el rico sabor del jamón, pero ¿quién descubrió esta deliciosa carne? Existen numerosas leyendas acerca de su origen, pero si escapamos de lo fantasioso y nos adentramos en lo documentado, viajaremos hasta la antigua Roma para descubrir su procedencia.
En la Antigüedad la necesidad de mantener los alimentos por más tiempo llevó a los romanos a tratar las patas del cerdo con sal y a proceder a su curado. De esta forma tras la matanza esta carne podía consumirse pasado un tiempo, sin que se estropease. Una estupenda manera de llenar aquellas despensas que no contaban con los sistemas de refrigeración de la actualidad.
Poco a poco se mejoraron las técnicas y el jamón acabó convirtiéndose en un verdadero manjar. Los romanos siguieron consumiéndolo durante siglos y de ello se han encontrado vestigios en Cantabria y Cerdeña. Se llegó a convertir en algo tan exquisito que hasta los propios emperadores institucionalizaron su producción. En tiempos de Dioclecioano el proceso se detalló y se fijó un precio, al que no podía acceder cualquiera.
Gracias a pinturas, mosaicos y algunos manuscritos como el de Catón “De agri cultura” podemos conocer como los romanos realizaban la matanza. De ella se encargaba el coquus o cocinero, después del despiece se colocaban en una tinaja rodeados de sal durante más de diez días. Tras ello se untaban de aceite y se colgaban para proceder a su curado. Pasado el tiempo de curación el jamón ya estaba listo para su degustación.
Continúa muy atento a nuestro blog para seguir conociendo la historia del jamón y recuerda que en Maguisa somos especialistas en cerdo ibérico.