La fuerte ola de calor que está azotando la península hace que nuestros hábitos alimenticios cambien. Nos apetecen cosas frescas, con grandes cantidades de agua… eso sí, no queremos renunciar a un rico jamón. ¿Cómo hacer compatibles estas dos apetencias? La respuesta tiene un nombre: melón con jamón.
Ahora bien, ¿por qué esta combinación se ha hecho tan popular? ¿Por qué con jamón, y no con otro embutido? O ¿por qué con melón y no con otra fruta? La grasa del jamón colabora en la absorción de los carotenos y la vitamina A que posee el melón, mientras que la vitamina C de la fruta permite un mejor aprovechamiento del hierro del jamón. Además, el sabor dulce del melón queda perfectamente resaltado con el salado y sabroso jamón.
Es una combinación de lo más saludable. Además de vitamina C, carotenos, vitamina A, agua y fibra del melón, en este aperitivo podemos encontrar hierro, proteínas de buena calidad, grasas saludables en su mayoría monoinsaturadas, sodio, potasio y fósforo que derivan del jamón.