Nunca más le dirás a tu carnicero “dame de eso”. Queremos que te conviertas en un experto y que sorprendas a tu carnicero con una buena conversación mientras te pone lo que le has pedido. ¡Basta de hablar del tiempo que hace o de lo buena que sale la carne! Empecemos con los tres primeros cortes:
Un buen solomillo de cerdo es el plato estrella de muchos restaurantes. Es la parte más demandada y, lo es, por su jugosidad y versatilidad a la hora de cocinarlo. Es cilíndrico y se encuentra entre las costillas inferiores y la columna vertebral. Puede prepararse asado en el horno, fileteado a la plancha o directamente en la sartén.
La cruceta es la parte de la axila del cerdo, aunque si alguna vez has escuchado aquello de “secreto”, es lo mismo. Unos filetes finos y veteados de grasa que se encuentran pegados al cabecero del lomo. Hay dos formas de prepararlo: asado o incorporándolo a algún guiso.
Y del secreto, pasamos a la presa. Y si es ibérica es ya un manjar. Una pieza que se encuentra en la parte superficial de la paletilla y que hace las delicias de muchas barbacoas. Es uno de los cortes más versátiles del cochino y, aunque no seas consciente de ello, lo has comido porque se utiliza para preparar embutidos. Se puede comer a la plancha, con una buena brasa o en forma de carpaccio.
Y hasta aquí por hoy. Te dejamos un tiempo para que pruebes estos cortes.
En el siguiente post, seguiremos explicando más cortes del animal del que se aprovechan “hasta los andares”. ¿No te lo crees? Visítanos muy pronto.