¿Alguna vez te has preguntado cómo elegir el mejor jamón? Si tienes dudas y no sabes en qué tienes que fijarte para hacer la mejor selección, ten en cuenta los siguientes consejos. Te ayudarán a detectar elementos que suelen pasar desapercibidos y que en muchas ocasiones marcan la diferencia para disfrutar de un gran ejemplar.
- La cala: es la prueba definitiva para acreditar la calidad del jamón ibérico. Se realizan tres incisiones a la pieza y si al extraerla, desprende un olor intenso y penetrante indica que el jamón está en su punto.
- Aspecto: fíjate en su forma, pezuña, color de la grasa, dureza…
- El peso: un buen jamón pesa entre 6 y 8 kilos.
- La pezuña: normalmente de color negro, en ocasiones con manchas blanquecinas.
- La caña: esta parte que sigue a la pezuña debe ser fina, a menor grosor mayor pureza del animal.
- Vitola: etiqueta que rodea la caña con la marca del elaborador del jamón. Identifica al fabricante y la zona de origen.
- Corte en V: el hueso pelviano (conocido como «violín») debe estar serrado a ras de jamón en su parte opuesta y debe tener la piel cortada en forma de V.
- La grasa: tiene que ser blanda y amarillenta y debe ceder bajo la presión del dedo.
- Veteado: es proporcionado por la grasa que hay entre las fibras musculares. Debe distinguirse especialmente en la maza y en la punta de la cadera.
- Olor: intenso y equilibrado.
- Brillo: al cortarlo, la superficie debe presentar un aspecto brillante, sobre todo en las áreas más profundas.
- Temperatura de consumo: entre 20 y 25 grados.
- Gusto: conjunto de sabor y aroma. dulce, salado, ácido, amargo y umami.
- Jugosidad: al masticar el jamón, éste libera su jugo, que combinado con la sal ejerce un efecto estimulante sobre el flujo salivar.
- El corte: ha de combinar tocino y magro para conseguir el máximo sabor.
Ahora que ya conoces todos estos aspectos, atrévete a comprar el jamón de tus sueños.