En Maguisa, matadero de Guijuelo sabemos lo importante que es que un jamón no pierda todo su sabor, su esencia y su aroma una vez ha sido empezado. Por eso, para que el disfrute no termine con la primera tanda de cortes y no se estropee la sensación al paladar, es importante seguir una serie de indicaciones para que la conservación sea todo un éxito.
Lo primero que pensamos es en la colocación del jamón en el jamonero, con la pezuña mirando hacia abajo si está poco empezado o hacia arriba si ya queda menos cantidad. Como la carne se queda al aire, para evitar que se seque es importante que se resguarde de los cambios de temperatura en un área que sea lo más natural posible. Así, es mejor mantenerlo alejado de los microondas u otros electrodomésticos que emitan calor.
El tocino actúa como capa protectora de la carne, por lo que, tras el primer corte, conviene guardarlo para que siga protegiéndolo como si fuese una cubierta. Encima de ella, se coloca un paño que esté limpio y libre de pelusas para que se conserve y no pierda su sabor.
En verano, una pata de jamón suele durar entre 10 y 15 días, mientras que en invierno esta fecha se alarga hasta los 21. Una opción para conservar el sabor es también la de cortar y envasar al vacío las piezas.