El jamón York tuvo su origen en torno a 1860 en el sótano de una carnicería en esta ciudad inglesa. Su popularidad desde entonces no ha dejado de crecer aunque, eso sí, lo más frecuente hoy en día es comprarlo envasado en los frigoríficos de una gran superficie.
Pero cuando comes este producto, ¿sabes realmente lo que estás comiendo? Hoy en Maguisa, matadero de Guijuelo te lo contamos.
Cuando se trata de lonchas de jamón, estas provienen de las partes traseras del cerdo, cocidas y con alto contenido en sodio y en proteínas. Una relación de 10 gramos de grasa por cada 100, con hierro, calcio y vitamina B3, entre otros nutrientes. En total, apenas supera las 200 calorías por cada 100 gr, por eso está incluido en dietas de pérdida de peso.
Pero por contra, también debes de saber que es un producto procesado y, por ello, lleva consigo una serie de aditivos y un cocinado que hacen de este jamón menos jamón.
Podemos decir que contiene hasta un 56% de ingredientes que no se corresponden con lo que entendemos por jamón. Por eso es conveniente leer el envase. De esta manera, estos embutidos o derivados cárnicos pueden llevar otros elementos si están permitidos en su nomenclatura.
Por último, y según el Real Decreto 474/2014, estas son las diferentes denominaciones bajo las que podemos encontrarlo:
- Jamón cocido extra.
- Paleta cocida extra.
- Jamón cocido.
- Paleta cocida.
- Magro de cerdo.
- Fiambre de jamón.
- Fiambre de paleta.
- Fiambre de magro de cerdo.